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Foto del escritorDaniela Moscona

La técnica del frasco

Actualizado: 25 sept

Imagina lo siguiente conmigo, te paras frente al espejo, empiezas a mirarte y automáticamente empiezas a criticarte, a fijarte en detalles, a repetirte lo que obsesivamente te ha molestado de tu aspecto toda tu vida : “Estás gorda”, “Se te ve ridículo”. ¿De dónde provienen esas voces? ¿Cuándo empezaron? ¿Son quizás el eco de alguien cercano en la infancia que te criticaba? ¿O qué estába a disgusto con su propio cuerpo?.


Ahora imagina otro escenario, estás tratando de presentar un trabajo o exponerte de alguna manera, te encuentras postergando continuamente la acción mientras un diálogo interno implacable te bombardea: “No vas a poder”, “No tienes la capacidad”, “No eres suficiente”.Este ruido constante puede ser abrumador, es repetitivo, eterno , forma parte de tu identidad. Esta cableado ya en tu sistema nervioso.


Ahora te voy a compartir un ejercicio para empezar a trabajar con este problema. Primero te pido que personalices a esos pensamientos negativos: imagina que cada crítica es una persona, como un sargento que nunca está satisfecho, una super modelo que demanda perfección, una exigente maestra, en ocasiones puede ser tu madre y en otras alguien en la secundaria que se burlo de ti.

Visualízalos con sus características únicas, identificándolos no solo como voces sino como personajes completos.


Una vez personalizados, imagina hacerlos increíblemente pequeños, tan diminutos que puedes tomarlos entre tus dedos y depositarlos en un frasco de vidrio. Uno a uno, esos personajes abrumadores son aislados y encerrados lejos de tu espacio mental inmediato.


Al colocar estas figuras en un frasco, no solo los separas físicamente de ti, sino que también reduces su impacto emocional. Puedes ver estos frascos alineados frente a ti, y con cada pensamiento encerrado, sientes como el peso se levanta. Cada voz crítica o demandante queda confinada, permitiéndote respirar y recuperar el control.


Con los frascos cerrados, incluso puedes imaginar ajustando el volumen de sus voces. Sube el volumen para enfrentarlas conscientemente o bájalo para silenciarlas, dándote el espacio para concentrarte en lo que realmente importa.


Más adelante, estos personajes pueden convertirse en material de terapia o de escritura, permitiéndote dialogar con ellos en un entorno controlado. Pero por ahora, cierras la tapa y continúas con tu día, liberado de la carga que esos personajes solían imponer sobre ti.


Suena bonito si, pero ¿Cómo es que esto funciona?


Desde la perspectiva del mindfulness, esta técnica de visualización ayuda a fomentar una práctica de observación consciente y no reactiva. Al visualizar los pensamientos negativos y las voces críticas como personajes externos y luego miniaturizarlos, podemos crear una distancia psicológica entre nosotros y nuestras preocupaciones. Esto nos permite observar nuestras emociones y pensamientos sin juzgar y sin reaccionar de manera impulsiva, comprendiendo que estos son transitorios y no definen nuestra realidad.


En el contexto de la terapia narrativa, el proceso de personalizar y luego encerrar estos pensamientos en frascos actúa como una poderosa herramienta de externalización. Esto nos permite ver nuestros problemas como algo separado de nuestra identidad, transformando pensamientos abrumadores en 'objetos' que podemos manipular y controlar. Esto empodera a una persona a reescribir su historia desde una postura de mayor agencia.


El modelo de Internal Family Systems (IFS) nos enseña que la mente está compuesta de múltiples subpersonalidades o 'partes', cada una con roles distintos que a veces entran en conflicto. Al identificar y separar estas partes como personajes distintos y luego contenerlas dentro de frascos, facilitamos un proceso de manejar estas partes individualmente. Esto no solo promueve la autoconciencia y el autocontrol, sino que también permite una mayor armonía interna al reconocer que podemos interactuar con nuestras partes de manera más constructiva y compasiva cuando ya no nos abruman.


Esto no resuelve el problema, lo sé. Pero lo que si ganamos es el darnos cuenta que somos los dueños de nuestras mentes y no al revés . Esto último sin duda, es motivo de una pequeña celebración.


Te invito a que te tomes el tiempo para hacer este ejercicio contigo.



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