Una vez escuché que estas
criaturas míticas solían visitar
aleatoriamente a dos individuos.
Pero se hacían inalcanzables,
por lo que no era posible
atraerlas. A diferencia de las
abejas, no se podía seducir a estas criaturas plantando un jardín de flores.
Tan pronto como pude, comencé a experimentar con ellas y a través de mi imaginación viajé a otros reinos en su búsqueda. Solo si juegas con la combinación perfecta, ellas se hacen presentes en esta tierra. Naturalmente, las que me visitan no son en absoluto obedientes, pero con el tiempo encontré la manera de dominar el específico néctar al que estas criaturas de mi propia mitología no pueden resistirse.
Se han convertido en las protagonistas de todos mis encuentros . Estas criaturas no solo han asistido a mis citas, sino que, lo más importante, han sido responsables de establecer la calidad, textura e incluso el valor de cada encuentro, cada romance.
Cuando comencé a domesticarlas, nunca sospeché que me convertiría en su esclava más devota. Estas poderosas y escurridizas criaturas han conquistado cada centímetro de mí. Me pregunto cuál es su arma. Son la diamantina de las sensaciones. Estoy a su merced, me tienen atrapada en una prisión disfrazada de un paraíso de suspiros.
Son las encargadas de ocultar cuidadosamente los fétidos pantanos. También responsables de disfrazar el lodo de abajo con un brillo aparente. Las corono como las reinas de las apariencias. Estos fantasmas del pasado se alimentan del veneno de los lugares más podridos de mi mente.
Esta insidiosa plaga, a veces, ni siquiera tiene la cortesía de presentarse para la ocasión. Estos maestros del camuflaje me han mantenido cautivo en los lugares más oscuros sin siquiera darme cuenta.
Al comenzar a explorar nuevos y vastos territorios, me doy cuenta de que estas criaturas solo prevalecen en tierras putrefactas. En mis tercos intentos por mantenerme cerca de ellas, estaba ciega para reflexionar sobre las posibilidades de un terreno más fértil.
Hoy me encuentro ordenándoles que se vayan de una vez por todas.
Patrones familiares y atracción
Escribo este texto motivada por un patrón que ha llamado profundamente mi atención en mi consultorio.Muchas personas vienen a mí, frustradas y confundidas, porque les resulta difícil encontrar una pareja estable. A pesar de sus mejores intenciones, se encuentran atrapadas en una repetición de situaciones similares, casi como si estuvieran en un ciclo interminable de atracción hacia dinámicas que no les benefician. Esta observación me ha llevado a cuestionarme: ¿Por qué algunas personas sienten esas "mariposas en el estómago" hacia relaciones que, a largo plazo, no les proporcionan felicidad ni estabilidad?
La atracción, ese magnetismo que a veces sentimos hacia alguien, puede ser una de las sensaciones más embriagadoras que experimentamos como seres humanos. A menudo, describimos esa sensación con la metáfora de tener "mariposas en el estómago", ese revoloteo interno que nos indica que algo o alguien ha tocado una fibra profunda en nosotros. Sin embargo, ¿qué nos lleva realmente a sentir esas mariposas? ¿Es simplemente amor, o hay algo más profundo detrás?
Desde el punto de vista de la teoría del apego, propuesta inicialmente por John Bowlby, nuestras experiencias tempranas con cuidadores primarios configuran nuestros estilos de apego en la adultez, lo que nos atrae está influenciado por los patrones familiares y lo que consideramos conocido. Lo que es conocido puede variar de una persona a otra, pero para muchos, es la representación de lo que vivieron en sus años formativos, ya sea en su familia de origen o en experiencias tempranas significativas.
Para algunas personas, lo conocido es cálido, seguro y amoroso. Estas personas, al crecer en un entorno en el que prevalecían el amor, la seguridad y el cuidado, asocian esas mariposas con esos sentimientos. Por lo tanto, cuando sienten mariposas en el estómago, es probable que estén siendo atraídas hacia personas o situaciones que reflejan ese amor y cuidado que recibieron de niños. Para ellos, seguir esa guía interna puede llevarlos a relaciones saludables y enriquecedoras, a un terreno fértil donde la paz y el crecimiento florecen con un ritmo sostenido.
Sin embargo, hay otros para quienes lo familiar es sinónimo de inestabilidad, tensión y adrenalina. Para estas personas, lo conocido puede haber sido un entorno en el que la incertidumbre, la volatilidad o incluso el trauma eran comunes. Como resultado, esas mariposas en el estómago pueden ser indicativos de que están siendo atraídos hacia lo que les resulta familiar: la inestabilidad y la incertidumbre. Seguir a estas mariposas puede llevarlos a repetir patrones dolorosos, a relacionarse con personas que son evasivas o inconstantes, o a situaciones que prometen mucho pero dejan un vacío posterior.
Es curioso que nuestra cultura, en su mayoría, glorifique esas mariposas en el estómago como el epítome del amor romántico. Se nos dice que si sentimos ese revoloteo, es señal de que hemos encontrado a "la persona correcta". Sin embargo, rara vez se nos enseña a discernir qué es lo que realmente nos están diciendo esas mariposas.
El autoconocimiento y la reflexión son esenciales para entender la naturaleza de nuestras propias mariposas y lo que ellas reflejan acerca de nuestro pasado. Mientras que para algunos pueden ser guías fiables hacia el amor verdadero, para otros pueden ser indicativos de viejas heridas que aún necesitan sanar.
La buena noticia para aquellos cuyas “mariposas en el estómago” los conducen hacia terrenos oscuros es que hay luz al final del túnel. Lo afirmo no solo desde mi experiencia personal, sino también respaldado por mi trayectoria clínica que lo evidencia. Existen otros caminos para encontrar pareja que trascienden el cóctel hormonal inicial caracterizado por la efervescencia y el fuego. Aunque en estas alternativas podría no haber chispas iniciales, se presentan como un terreno firme y fértil, ofreciendo la posibilidad de cultivar conexiones aún más profundas y significativas.
Con el tiempo, en este terreno sólido, es posible que surjan diferentes tipos de mariposas; estas son las mariposas del sentirse cuidado, querido y seguro. Aunque inicialmente pueda parecer tan pacífico que roza con lo aburrido, con el paso del tiempo – y por supuesto, con la ayuda de una terapia efectiva – se puede reaprender a amar. Este proceso nos permite instalar un nuevo programa en nuestro sistema interno, uno que favorece relaciones más sanas y satisfactorias.
Aunque el camino para desaprender y aprender nuevamente puede ser arduo, el resultado es inmensamente gratificante. Los individuos pueden redescubrir el amor de una manera más saludable y estable, permitiendo que florezca una relación basada en el respeto mutuo, la seguridad y la comprensión. Estas nuevas mariposas, aunque llegan más tarde, traen consigo una sensación de plenitud y satisfacción que supera con creces el fuego efímero de las atracciones iniciales.
En definitiva, hay esperanza para aquellos que se encuentran atrapados en ciclos de atracción hacia dinámicas perjudiciales. La introspección, el autoconocimiento y una terapia adecuada pueden ser las herramientas clave para romper estos patrones y abrir la puerta a una forma de amor más madura y gratificante. En este nuevo paradigma, las mariposas que surgen son símbolo de un amor sereno, seguro y profundamente enraizado, y se convierten en las verdaderas mensajeras de un vinculo amoroso perdurable y saludable.
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